CENTRAL TÉRMICA QUE SE CONSTRUIRÍA EN BULNES TRAERÍA BENEFICIOS TANTO PROVINCIAL COMO NACIONAL

Chile se encuentra dentro de las economías con crecimiento alto y requerirá en los próximos años de mayor energía, principalmente eléctrica. Lo anterior exige una política energética que no está clara cómo se llevará a cabo, ya que debe cumplir con tres principios, que están establecidos dentro del Plan Energético de la Comisión Nacional de Energía: eficiencia económica y técnica, costos competitivos, protección del medio ambiente y seguridad energética.

Los pilares sobre los que se sustenta la política energética no siempre son fáciles de compatibilizar, ya que los costos para que sean competitivos, es decir asemejarse a los países vecinos, que principalmente producen energía en base a gas natural propio, son competitivos con la energía producida en base a carbón, ya que Argentina hace aproximadamente 3 años corto el suministro a Chile limitando la posibilidad de que las plantas generadoras que funcionan a gas o diesel, utilicen el combustible más barato y hoy operen con el petróleo, que es más caro, importado y es más contaminante al igual que el carbón.

Pero la tecnología en los últimos años ha estado aportando soluciones a un ritmo mucho más rápido que hace dos décadas y en este contexto cobra especial importancia el shale gas, combustible patentado en Estados Unidos a fines de la década anterior y que tiene un valor bastante inferior al que se ocupa actualmente en el país y que será utilizado en la central térmica que se construirá en la comuna de Bulnes.

El precio del shale gas ronda los 10 y 12 dólares por millón de BTU, mientras que el tradicional tiene un valor de 17 dólares por millón de BTU. Esta diferencia fue la que definitivamente inclinó la balanza para esta iniciativa que promete cambiar la economía provincial y que entrará en operaciones en 2017.

Considerada la mayor central termoeléctrica del país, es controlada por Australis Power y Cheniere Energy, más las chilenas Andes Minergy y Gasoducto Innergy y generará 1.140 Mega Watts. La inversión total será de US$1.300 millones y el primer trimestre de este año será presentado el estudio para el puerto de regasificación, ubicado en Talcahuano y en el segundo semestre el estudio de impacto ambiental para la planta de energía que estará ubicada en Bulnes, en un terreno que aún no se conoce.

Este proyecto, que traerá enormes beneficios a esa y a otras comunas de la provincia, no es la excepción dentro del negocio energético nacional, donde la exigencia de altos niveles de rentabilidad está peligrosamente transformando la toma de decisiones en un mero trámite administrativo, ya que ésta solo depende del costo de la inversión: el más bajo posible. Así, las posibilidades de cambios en la matriz energética son prácticamente nulas y nada se sacará con generar políticas de desarrollo, mientras no se eliminen las barreras cortoplacistas.

Igualmente, la política energética debería diversificar las fuentes generadoras, de modo de no poner todos los huevos en la misma canasta e invertir en redes de transmisión y robustez del sistema, aspectos claves para mejorar la competitividad entre recursos.

Finalmente, un mercado energético realmente competitivo, capaz de asegurar la sustentabilidad, flexibilidad y eficiencia que requiere el sistema eléctrico nacional en el largo plazo, debe sincerar los costos de generación, incorporando los costos por degradación del medio ambiente.